martes, 31 de diciembre de 2013

El Maletín – Capitulo Único

 Este es un extracto de una novela que todavía no he concluido:

.... La luz de aquella lámpara parpadeaba continuamente,  lucia borrosa, creando una sensación de penumbra. Aquella oficina totalmente desordenada y sucia parecía un chiquero, cubierto de telarañas. En el piso húmedo y frìo un grupo de polvorientas carpetas le servían de cama.

 

 

 La lampara

Sus ojos parpadeantes seguían el ritmo de aquella borrosa luz, lentamente su cuerpo inerte regresaba  a la vida, primero sus temblorosas manos  absorbían el calor matutino y sobresalían lánguidamente al lado de la gabardina que le servía de cobija. Igual que todos los días, a duras penas se incorporo, entonces, busco la botella de ron  que era como su ángel de la guarda. Desesperadamente, tomo un par de sorbos y sintió un calor ardiente pasar por su garganta.

Tomo una silla y se sentó precipitadamente, observo fijamente su escritorio y vio aquel fajo de billetes verdes que tanto le había costado obtener, abrió una gaveta y saco temblorosamente un vistoso maletín de cuero crudo y una pistola.  Ese maletín había sido su compañero de andanzas desde que en sus años mozos, sus padres se lo regalaron cuando salió de la facultad de derecho. Años pasados, años que el prefería no recordar. Seguidamente introdujo el dinero dentro del maletín.

Se incorporo repentinamente, sin prestar mucha atención a su entorno, empujo la puerta y salió. Camino unos metros y entro en el sucio ascensor, marco su destino, fue cuando vio una pequeña araña posarse en el tablero, sin mucho afán la mato.  Uno segundos después se abrió el ascensor.  Entonces, un anciano gentilmente lo saludo, sin embargo, el no respondió y con una ademan de desprecio salió del edificio.

Una muchedumbre de personas caminaban por la avenida. Sin embargo el atravesó aquel grupo de gente y rápidamente se perdió al doblar la esquina.

La luz del sol comenzó a  salir desplazando la penumbra de aquel lote baldío,  en un rincón sobresalían unas pocas latas oxidadas y se podía observar un bulto sombrío y gris, cubierto por un pedazo de lona.  Parecía inmóvil e inerte, no obstante las apariencias engañan, lentamente mostro signos de vida, lánguidamente un par de toscas manos sobresalieron en uno de sus lados.  Entonces un hombre se incorporo ruidosamente, sacudiendo sus harapientas ropas, emitió un prolongado y notorio bostezo. El era alto, en algún momento fue fornido y fuerte pero ahora se mostraba seco y estéril, posiblemente debido al crack, tenía una tez blanca y curtida que refleja sus hábitos violentos.

Aquel lote inhóspito, cubierto de maleza, parecía un pedazo de selva incrustada en al ciudad. En sus interiores crecían a la libre todo tipo de plantas y arbustos.  De alguna manera recordaba los inicios del viejo San José, los lados de ese lote eran un par de paredes de ladrillo anaranjado, cubiertas por enredaderas, se levantaban como testigos mudos del pasar de los años, la  parte trasera de ese lote era una pared de concreto macizo, posiblemente parte de algún edificio recién construido. La parte delantera del lote estaba conformada por una fachada de latas de zinc.  Convenientemente  una de las latas podía moverse para facilitar la salida y el ingreso de su inquilino. Aquel bribón utilizaba ese lote como la guarida para sus andanzas. En el ajetreo de la ciudad, este personaje pasaba inadvertido.

Cuando concluyo su prolongado bostezo, sacudió nuevamente sus ropas, fue ahí cuando lo noto, un pequeño alacrán caminaba sobre su solapa, sin mucho esfuerzo de un manotazo lo sacudió.  El sintió la necesidad matutina de satisfacer su vicio, miro al cielo vio una bandada de pericos pasar ruidosamente, el sol calentaba, el cielo se mostraba azul y pacifico, no obstante para el, esto no significaba nada, lo único que le importaba era satisfacer su necesidad.

Fue en este momento, que su rostro mostro una cruda mueca que en otros tiempos parecería una sonrisa, camino rápidamente sobre la maleza y salió a la calle.

Una muchedumbre de personas caminaba por la calle, algunos se hicieron a un lado cuando lo vieron salir, otros lo dejaron pasar inadvertido.  Camino desesperadamente por aquella calle, en medio del transito, atreves de los puestos de venta callejera.  Algunos vendedores lo miraban con recelo haciendo a un lado sus productos y pertenencias.  Eso a el no le importaba, estaba acostumbrado, ni siguiera su propia familia lo quería tratar.

Fue en ese instante que lo vio pasar, era un hombre mayor, pelo canoso, vestido con un traje entero gris algo sucio, caminaba erráticamente y sus manos temblaban. En su mano derecha tenia un maletín de cuero crudo, era bonito y parecía de mucho valor.

No obstante esa mirada no paso desapercibida para el dueño del maletín, quien también observó detenidamente a aquel bribón.

Fue así como paso, los dos se vieron fijamente, como cuando al gato ve a la presa, eran miradas fijas distantes de la muchedumbre.

Inmediatamente, sus manos dejaron de temblar, su pulso se acelero y su andar se volvió mas rápido y menos errático, tomo el maletín con más firmeza,   cruzo la calle miro de reojo y siguió caminando en línea recta a lo largo de la calle, la calzada era irregular  y estaba en una pendiente, sin embargo esto no lo detuvo.

Su mirada se poso en aquel maletín fijamente y trato de seguir a su dueño deicidamente a lo largo de la calle, noto que caminaba más rápidamente, pero eso no le importo, solo quería tomar el maletín correr a la casa de empeño y sacarle el mejor provecho. Metió su mano en su harapiento abrigo y saco una filosa navaja.

La persecución fue incesante habían caminado como diez cuadras, la muchedumbre había quedado atrás, la calle se mostraba solitaria, De vez en cuando pasaba algún vehículo o algún paisano entraba o salía de alguna casa, pero nada más.

En ese momento volvió a cruzar la calle y volvió a ver de reojo, lo noto, todavía lo venia siguiendo. Metió su otra mano en el bolsillo y saco su pistola, fue ahí cuando doblo la esquina.

Se escucho únicamente un disparo, luego un breve silencio.

La policía acordono la escena, una pequeña muchedumbre se acerco a mirar, no falto una que otra cámara de TV de algún noticiero.

El sol estaba fijo en el cenit, era el fin de una mañana de verano. Sin embargo, ninguno de los dos sintió calor, sus miradas estaban fijas observando el cielo.  Otra bandada de pericos pasó volando ruidosamente, no obstante ninguno de los dos la escucho.  A un lado un bonito maletín estaba tirado sin nada en el interior, no muy lejos una pistola algo ensangrentada, del otro lado un cuchillo lleno de sangre.

Los dos estaban tendidos a un lado de la calle, uno al lado del otro.  En el centro de la calle estaba una ambulancia, un paramédico conversaban con dos policías.  Otros dos policías vigilaban la escena esperado a los Inspectores del Poder Judicial.

 Lo inspectores llegaron una media hora después, fue ahí donde lo reconocieron....

Estadisticas web

Derechos reservados sobre el texto y el diseño, imágenes tomadas de la red con fines ilustrativos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario